V

Trastienda de circo. Los animales aparecen por la derecha, se detienen al llegar al centro del escenario, recitan su papel y desaparecen seguidamente por la izquierda.

FOCA. (Sosteniendo sobre el morro su pelota de colores.) Yo soy la Foca, señores. Un carnívoro adaptado a la vida acuática. Me chiflan las sardinas, tengo los miembros transformados en aletas y, por esa razón, mis movimientos en tierra son lentos y torpes.
CAMELLO. Yo soy el camello Bactrianus, con un par de hermosas jorobas y el estómago dividido en cuatro compartimientos. Conozco, además, mis posibilidades: durante cinco días, puedo soportar marchas de ocho kilómetros por hora, con una carga de hasta doscientos kilos.
ELEFANTE. (Con cierta jactancia.) Yo soy el Elephas Indicus. Fíjense en mi tamaño. Tengo la nariz soldada al labio superior y prolongada en una larga trompa. En mi cuerpo anida el alma de un maharajá difunto.
CHIMPANCÉ. Pues yo soy el chimpancé. Tengo la mirada más risueña que la del gorila y los orificios en la nariz menos acusados. El color de mi cara puede ir desde el rosa amarillento hasta el negro.
HOMBRE. (Que se ha acercado silenciosamente, deslumbrado por la luz de las candilejas.) ¿Y yo? ¿Quién soy yo?

En el patio de butacas se elevan cien voces, dando cada una su respuesta. El HOMBRE, que en el griterío no puede escuchar algo concreto, se encoge de hombros y, con expresión resignada, hace mutis por la izquierda. (Javier Tomeo, Historias mínimas, 1988)

Quinte di circo. Gli animali compaiono sulla destra, si fermano al centro del palcoscenico, recitano la propria parte e poi scompaiono sulla sinistra.

FOCA. (Tenendo sul muso la sua palla colorata.) Io sono la Foca, signori. Un carnivoro adattatosi alla vita acquatica. Vado matta per le sardine, ho gli arti trasformati in pinne e per questo motivo i miei movimenti a terra sono lenti e maldestri.
CAMMELLO. Io sono il cammello Bactrianus, con un paio di belle gobbe e lo stomaco diviso in quattro scomparti. Conosco inoltre le mie capacità: per cinque giorni posso sostenere marce di otto chilometri all’ora, con un carico di fino a duecento chili.
ELEFANTE. (Con una certa arroganza.) Io sono l’Elephas Indicus. Notino le mie dimensioni. Ho il naso saldato al labbro superiore che si prolunga in una lunga proboscide. Nel mio corpo si annida l’anima di un maragià defunto.
SCIMPANZE’. Dunque, io sono lo scimpanzé. Ho la sguardo più allegro di quello del gorilla e gli orifizi del mio naso sono meno prominenti. Il colore della mia faccia può andare dal rosa-giallo fino al nero.
UOMO. (Che si è avvicinato silenziosamente, accecato dalle luci del proscenio.) E io? Chi sono io?

In platea dalle poltrone si alzano cento voci, ciascuna con la sua risposta. L’UOMO, che nello schiamazzo non riesce a sentire niente di concreto, dà un’alzata di spalle e con espressione rassegnata esce di scena sulla sinistra.

Tradotto da Laura Ferruta
 

XXI

Los dos esqueletos, con los huesos blanqueados por el sol, conversan sentados al socaire de la pared del cementerio.

ESQUELETO A. Oye.
ESQUELETO B. Dime.
ESQUELETO A. Lo peor que podemos hacer es desanimarnos.
ESQUELETO B. Sí, eso sería lo peor.
ESQUELETO A. Vendrán tiempos mejores, estoy seguro de eso.
ESQUELETO B. ¡Oh, desde luego! ¡ Vendrán tiempos mejores!
ESQUELETO A. Se trata de saber esperar.
ESQUELETO B. Sí, se trata de eso.
ESQUELETO A. Los árboles volverán a ser verdes.
ESQUELETO B. Eso es: verdes. Y cantarán otra vez los pájaros.
ESQUELETO A. ¡Ah, qué agradable será entonces vernos regresados a la carne!
ESQUELETO B. ¿Crees que regresaremos también a la carne?
ESQUELETO A. ¿Quién lo duda?
ESQUELETO B. (Nostálgico.) Eso sería estupendo.
ESQUELETO A. (Tras una breve pausa.) ¿Cómo te llamabas antes?
ESQUELETO B. Juanito.
ESQUELETO A. ¡Anda pues, Juanito! ¡Levanta el corazón!
ESQUELETO B. (Mirando a través de sus costillas.) ¿Qué corazón?
ESQUELETO A. (Reconsiderando la situación, con acento súbitamente desesperanzado.) La verdad es que hicimos mal muriéndonos.
ESQUELETO B. Sí, hicimos mal.
ESQUELETO A. Perdimos el corazón.
ESQUELETO B. Sí, lo perdimos.
ESQUELETO A. Eso fue, sin duda, lo peor.

Silencio. El Esqueleto B sopla a través de su propia tibia y brota una suave melodía, que ondula apenas la cabeza de las ortigas. Al conjuro de la música, las serpientes de hace cien años – apenas un rosario de menudas placas óseas – tratan inútilmente de erguirse como en los viejos tiempos de la ponzoña fulminante. (Javier Tomeo, Historias minimas, 1988)

I due scheletri, con le ossa sbiancate dal sole, conversano seduti al riparo del muro del cimitero.

SCHELETRO A. Ascolta.
SCHELETRO B. Dimmi.
SCHELETRO A. Il peggio che possiamo fare è scoraggiarci.
SCHELETRO B. Sì, questa sarebbe la cosa peggiore.
SCHELETRO A. Verranno tempi migliori, ne sono sicuro.
SCHELETRO B. Sicuramente! Verranno tempi migliori!
SCHELETRO A. Si tratta di sapere attendere.
SCHELETRO B. Sì, si tratta di questo.
SCHELETRO A. Gli alberi torneranno a essere verdi.
SCHELETRO B. Proprio così: verdi. E gli uccelli canteranno di nuovo.
SCHELETRO A. Ah, come sarà bello allora vederci tornati alla carne!
SCHELETRO B. Credi che torneremo alla carne?
SCHELETRO A. Chi può dubitarne?
SCHELETRO B. (Nostalgico) Sarebbe stupendo.
SCHELETRO A. (Dopo una breve pausa) Come ti chiamavi prima?
SCHELETRO B. Juanito.
SCHELETRO A. Coraggio, Juanito! In alto i cuori!
SCHELETRO B. (Guardandosi attraverso le costole) Quale cuore?
SCHELETRO A. (Riconsiderando la situazione, in tono improvvisamente sconfortato.) La verità è che abbiamo fatto male a morire.
SCHELETRO B. Sì, abbiamo fatto male.
SCHELETRO A. Abbiamo perduto il cuore.
SCHELETRO B. Sì, lo abbiamo perduto.
SCHELETRO A. Questa è stata la cosa peggiore.

Silenzio. Lo scheletro B soffia attraverso la sua tibia e ne fa uscire una melodia soave che fa appena ondeggiare la testa delle ortiche. Di fronte all’incantesimo della musica, i serpenti di cento anni fa – quasi una serie di piccole piastre ossee – tentano inutilmente di rizzarsi come ai vecchi tempi del fulminante veleno.

Tradotto da Laura Ferruta
 

XXIV

Aldea y páramo. Sol de ocaso. PADRE e HIJO están sentados en la linde del camino que conduce al cementerio. Sobre la tierra húmeda, los gusanos avanzan gracias a las contracciones de una capa muscular subcutánea.

HIJO. Padre.
PADRE. Dime.
HIJO. (Alargando el brazo y señalando el horizonte.) Mira aquel molino.
PADRE. ¿Dónde ves tú un molino?
HIJO. Allí.
PADRE. Aquello no es un molino, hijo.
HIJO. ¿Qué es, entonces?
PADRE. Un gigante.
HIJO. ¿Un gigante?
PADRE. No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto, oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una legua.
HIJO. (Tras un intervalo de silencio.) Padre.
PADRE. Dime.
HIJO. (Con voz compungida) Yo no veo que sea un gigante.
PADRE. Pues lo es.
HIJO. ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gigante con tejas y aspas?
PADRE. Un gigante.
HIJO. (Tras una pausa.) Padre.
PADRE. Dime.
HIJO. Yo sólo veo un molino.
PADRE. ¿Cómo? ¿Un molino?
HIJO. Sí, un molino. El mismo de siempre.
PADRE. (Con voz grave.) Tomás.
HIJO. Qué.
PADRE. (Volviendo lentamente la cabeza y mirando en derechura a los ojos del hijo.) Me preocupas.

Silencio. PADRE e HIJO permanecen inmóviles sin cambiar ya más palabras. Llega por fin la noche y la luna se enciende. (Javier Tomeo, Historias mínimas, 1988)

Villaggio e brughiera. Sole al tramonto. PADRE e FIGLIO sono seduti sul muretto della strada che conduce al cimitero. Sulla terra umida i vermi avanzano grazie alle contrazioni di uno strato di muscoli sottocutanei.

FIGLIO. Padre.
PADRE. Dimmi.
FIGLIO. (Allungando il braccio e indicando l’orizzonte) Guarda quel mulino.
PADRE. Dove vedi un mulino?
FIGLIO. Là.
PADRE. Figlio, quello non è un mulino.
FIGLIO. E allora che cosa è?
PADRE. Un gigante.
FIGLIO. Un gigante?
PADRE. Non c’è dubbio. Guarda bene. Ora è tranquillo e sta scrutando il paesaggio. Ma fra un momento si metterà in cammino e ad ogni passo avanzerà di una lega.
FIGLIO. (Dopo una pausa di silenzio.) Padre.
PADRE. Dimmi.
FIGLIO. (Con voce mesta) Io non vedo un gigante.
PADRE. E invece è un gigante.
FIGLIO. Un gigante con porte e finestre? Un gigante con tegole e pale?
PADRE. Un gigante.
FIGLIO. (Dopo una pausa) Padre.
PADRE. Dimmi.
FIGLIO. Io vedo solo un mulino.
PADRE. Come? Un mulino?
FIGLIO. Sì, un mulino. Lo stesso di sempre.
PADRE. (Con voce grave.) Tomás.
FIGLIO. Cosa?
PADRE. (Girando lentamente la testa e guardando dritto negli occhi il figlio.) Mi preoccupi.

Silenzio. PADRE e FIGLIO rimangono immobili senza scambiarsi altre parole. Infine arriva la notte e la luna si accende.

Tradotto da Laura Ferruta