XXIV

Aldea y páramo. Sol de ocaso. PADRE e HIJO están sentados en la linde del camino que conduce al cementerio. Sobre la tierra húmeda, los gusanos avanzan gracias a las contracciones de una capa muscular subcutánea.

HIJO. Padre.
PADRE. Dime.
HIJO. (Alargando el brazo y señalando el horizonte.) Mira aquel molino.
PADRE. ¿Dónde ves tú un molino?
HIJO. Allí.
PADRE. Aquello no es un molino, hijo.
HIJO. ¿Qué es, entonces?
PADRE. Un gigante.
HIJO. ¿Un gigante?
PADRE. No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto, oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una legua.
HIJO. (Tras un intervalo de silencio.) Padre.
PADRE. Dime.
HIJO. (Con voz compungida) Yo no veo que sea un gigante.
PADRE. Pues lo es.
HIJO. ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gigante con tejas y aspas?
PADRE. Un gigante.
HIJO. (Tras una pausa.) Padre.
PADRE. Dime.
HIJO. Yo sólo veo un molino.
PADRE. ¿Cómo? ¿Un molino?
HIJO. Sí, un molino. El mismo de siempre.
PADRE. (Con voz grave.) Tomás.
HIJO. Qué.
PADRE. (Volviendo lentamente la cabeza y mirando en derechura a los ojos del hijo.) Me preocupas.

Silencio. PADRE e HIJO permanecen inmóviles sin cambiar ya más palabras. Llega por fin la noche y la luna se enciende. (Javier Tomeo, Historias mínimas, 1988)

Villaggio e brughiera. Sole al tramonto. PADRE e FIGLIO sono seduti sul muretto della strada che conduce al cimitero. Sulla terra umida i vermi avanzano grazie alle contrazioni di uno strato di muscoli sottocutanei.

FIGLIO. Padre.
PADRE. Dimmi.
FIGLIO. (Allungando il braccio e indicando l’orizzonte) Guarda quel mulino.
PADRE. Dove vedi un mulino?
FIGLIO. Là.
PADRE. Figlio, quello non è un mulino.
FIGLIO. E allora che cosa è?
PADRE. Un gigante.
FIGLIO. Un gigante?
PADRE. Non c’è dubbio. Guarda bene. Ora è tranquillo e sta scrutando il paesaggio. Ma fra un momento si metterà in cammino e ad ogni passo avanzerà di una lega.
FIGLIO. (Dopo una pausa di silenzio.) Padre.
PADRE. Dimmi.
FIGLIO. (Con voce mesta) Io non vedo un gigante.
PADRE. E invece è un gigante.
FIGLIO. Un gigante con porte e finestre? Un gigante con tegole e pale?
PADRE. Un gigante.
FIGLIO. (Dopo una pausa) Padre.
PADRE. Dimmi.
FIGLIO. Io vedo solo un mulino.
PADRE. Come? Un mulino?
FIGLIO. Sì, un mulino. Lo stesso di sempre.
PADRE. (Con voce grave.) Tomás.
FIGLIO. Cosa?
PADRE. (Girando lentamente la testa e guardando dritto negli occhi il figlio.) Mi preoccupi.

Silenzio. PADRE e FIGLIO rimangono immobili senza scambiarsi altre parole. Infine arriva la notte e la luna si accende.

Tradotto da Laura Ferruta
 

narradora