Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
– Este es un mundo como otro cualquiera-, decía el mensaje.
(Luis Mateo Díez, Los males minores, 1993)
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
– Este es un mundo como otro cualquiera-, decía el mensaje.
(Luis Mateo Díez, Los males minores, 1993)
Mio fratello Alberto cadde nel pozzo quando aveva cinque anni.
Fu una di quelle tragedie familiari che solo il tempo e la circostanza di essere una famiglia numerosa alleviano.
Venti anni dopo, un giorno mio fratello Eloy attingeva acqua da quel pozzo a cui nessuno si era mai più affacciato.
Nel fondo scoprì una piccola bottiglia con al suo interno una carta.
– Questo è un mondo come qualunque altro-, diceva il messaggio.
Fu una di quelle tragedie familiari che solo il tempo e la circostanza di essere una famiglia numerosa alleviano.
Venti anni dopo, un giorno mio fratello Eloy attingeva acqua da quel pozzo a cui nessuno si era mai più affacciato.
Nel fondo scoprì una piccola bottiglia con al suo interno una carta.
– Questo è un mondo come qualunque altro-, diceva il messaggio.