De funerales / Di funerali

Hoy asistí al entierro de un amigo mío. Me divertí poco, pues el panegirista estuvo muy torpe. Hasta parecía emocionado. Es inquietante el rumbo que lleva la oratoria fúnebre. En nuestros días se adereza un panegírico con lugares comunes sobre la muerte y ¡cosa increíble y absurda! con alabanzas para el difunto. El orador es casi siempre el mejor amigo del muerto, es decir, un sujeto compungido y tembloroso que nos mueve a risa con sus expresiones sinceras y sus afectos incomprensibles. Lo menos importante en un funeral es el pobre hombre que va en el ataúd. Y mientras las gentes no acepten estas ideas, continuaremos yendo a los entierros con tan pocas probabilidades de divertirnos como a un teatro. (Julio Torri, Ensayos y poemas, 1917)
Oggi ho assistito alla sepoltura di un mio amico. Mi sono divertito poco perché l’oratore era molto modesto. Sembrava persino emozionato. E’ inquietante la direzione che sta prendendo l’oratoria funebre. Oggigiorno si mette insieme un panegirico fatto di luoghi comuni sulla morte e – cosa incredibile e assurda! – di elogi nei confronti del defunto. L’oratore è quasi sempre il migliore amico del morto, vale a dire un soggetto compunto e tremolante che ci fa ridere con le sue espressioni sincere e col suo affetto incomprensibile. La cosa meno importante in un funerale è il pover uomo che sta nella bara. E fin tanto che le persone non accetteranno queste idee, continueremo ad andare ai funerali con così poche probabilità di divertirci come se andassimo a teatro.

Tradotto da Laura Ferruta
 

Visión de reojo / Visione di traverso

La verdá, la verdá, me plantó la mano en el culo y yo estaba ya a punto de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pasó frente a una iglesia y lo vi persignarse. Buen muchacho después de todo, me dije. Quizá no lo esté haciendo a propósito o quizá su mano derecha ignore lo que su izquierda hace. Traté de correrme al interior del coche – porque una cosa es justificar y otra muy distinta es dejarse manosear – pero cada vez subían más pasajeros y no había forma. Mis esguinces sólo sirvieron para que él meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo me movía nerviosa. Él también. Pasamos frente a otra iglesia pero ni se dio cuenta y se llevó la mano a la cara sólo para secarse el sudor. Yo lo empecé a mirar de reojo haciéndome la disimulada, no fuera a creer que me estaba gustando. Imposible correrme y eso que me sacudía. Decidí entonces tomarme la revancha y a mi vez le planté la mano en el culo a él. Pocas cuadras después una oleada de gente me sacó de su lado a empujones. Los que bajaban me arrancaron del colectivo y ahora lamento haberlo perdido así de golpe porque en su billetera sólo había 7.400 pesos de los viejos y más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas. Parecía cariñoso. Y muy desprendido. (Luisa Valenzuela, Aquí pasan cosas raras, 1975)
La verità, la verità, mi piantò la mano nel culo ed io ero già sul punto di urlargli qualcosa quando l’autobus passò di fronte a una chiesa e lo vidi farsi il segno della croce. Bravo ragazzo dopo tutto, mi dissi. Forse non lo sta facendo di proposito o forse la sua mano destra ignora ciò che fa la sinistra. Tentai di spostarmi verso l’interno del bus – perché una cosa è giustificare e altra cosa molto diversa è lasciarsi palpeggiare – ma ogni volta salivano altri passeggeri e non c’era modo di farlo. I miei contorcimenti servirono solo a che lui mettesse meglio la mano e perfino mi accarezzasse. Io mi muovevo nervosamente. Lui anche. Passammo di fronte a un’altra chiesa ma non se ne rese conto e portò la mano alla faccia solo per asciugarsi il sudore. Io cominciai a guardarlo di traverso facendo finta di niente, non credesse che mi stava piacendo. Impossibile spostarmi e questo mi agitava. Decisi allora di prendermi la rivincita e a mia volta gli piantai la mano nel culo. Pochi isolati dopo un’ondata di persone mi allontanò a spintoni dal suo fianco. Quelli che scendevano mi strapparono dall’autobus e ora mi rammarico di averlo perso così di colpo perché nel suo portafoglio c’erano soltanto 7.400 pesos , di quelli vecchi, e gli avrei potuto tirar fuori di più in un incontro a tu per tu. Sembrava affettuoso. E molto disinteressato.

Tradotto da Laura Ferruta
 

Este tipo es una mina / Questo tipo è una miniera

No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros. (Luisa Valenzuela, Libro que no muerde, 1980)
Non sappiamo se è stato a causa del suo cuore d’oro, della sua salute di ferro, della sua tempra d’acciaio o dei suoi capelli d’argento. Il fatto è che alla fine il governo lo espropriò e lo sta sfruttando. Come con tutti noi.

Tradotto da Laura Ferruta
 

Mi papá / Mio papà

Mi papá no está cómodo en su sillón de pana. Cualquiera puede notar que se disuelve. Para hacerlo pensar en otra cosa, le hago preguntas sobre el precio internacional del cobre. Hablando se distrae y le da tiempo a mamá de preparar la cena. Pero todos sabemos que está muerto. (Ana Maria Shua, La sueňera, 1984)
Mio papà non sta comodo nella sua poltrona di velluto a coste. Chiunque può notare che si dissolve. Per farlo pensare ad altro, gli faccio domande sul prezzo internazionale del rame. Parlando si distrae e dà tempo a mamma di preparare la cena. Ma tutti sappiamo che è morto.

Tradotto da Laura Ferruta
 

Profetas y cataclismos / Profeti e cataclismi

El éxito de sus palabras hizo fracasar su misión. La profecía fue escuchada y reconocida. Los hombres cambiaron su conducta impía y se evitó el fuego y el azufre, se evitó el horror, no sucedió la lluvia de muerte.
Así, por falta de plaga o cataclismo, jamás logró acceder al rango de profeta ni pudo el Más Alto mostrarse en todo su poder. Sólo se envían desde entonces profetas monótonos o tartamudos, débiles en el arte de la oratoria; es importante, sobre todo, que carezcan de carisma personal. (Ana María Shua, Botánica del caos, 2000)
Il successo delle sue parole fece fallire la sua missione. La profezia fu ascoltata e riconosciuta. Gli uomini cambiarono la loro condotta empia e si evitò il fuoco e lo zolfo, si evitò l’orrore, non ebbe luogo la pioggia di morte.
Così, per mancanza di peste o cataclisma, mai riuscì ad accedere al rango di profeta né poté il Più Alto mostrarsi in tutto il suo potere. Da allora si inviano solamente profeti monotoni o balbuzienti, deboli nell’arte dell’oratoria; è importante sopra tutto che manchino di carisma personale.

Tradotto da Laura Ferruta
 

El niňo terco / Il bambino testardo

En un apartado de su obra dedicado a las leyendas infantiles, los hermanos Grimm refieren un cuento popular alemán que la sensibilidad de la época consideraba particularmente adecuado para los niños. Un niño terco fue castigado por el Señor con la enfermedad y la muerte. Pero ni aun así logró enmendarse. Su bracito pálido, con la mano como una flor abierta, insistía en asomar fuera de la tumba. Sólo cuando su madre le dio una buena tunda con una vara de avellano, el bracito se retiró otra vez bajo tierra y fue la prueba de que el niño había alcanzado la paz.
Los que hemos pasado por ese cementerio, sabemos, sin embargo, que se sigue asomando cuando cree que nadie lo ve. Ahora es el brazo recio y peludo de un hombre adulto, con los dedos agrietados y las uñas sucias de tierra por el trabajo de abrirse paso hacia abajo y hacia arriba. A veces hace gestos obscenos, curiosamente modernos, que los filólogos consideran dirigidos a los hermanos Grimm. (Ana Maria Shua, Temporada de fantasmas, 2004)
In un paragrafo della loro opera dedicato alle leggende infantili, i fratelli Grimm narrano un racconto popolare tedesco che la sensibilità dell’epoca considerava particolarmente adatto ai bambini. Un bambino testardo fu castigato dal Signore con la malattia e la morte. Ma neppure così riuscì a correggersi. Il suo braccino pallido, con la mano come un fiore aperto, insisteva a sporgere fuori delle tomba. Solo quando sua madre gli diede una bastonata con un ramo di nocciolo, il braccino si ritirò di nuovo sotto terra e fu la prova che il bambino aveva raggiunto la pace.
Tuttavia noi che siamo passati per questo cimitero, sappiamo che continua a venire fuori quando crede che nessuno lo vede. Adesso è il braccio robusto e peloso di un uomo adulto, con le dita screpolate e le unghie sudice di terra per il lavoro di aprirsi il passo verso il basso e verso l’alto. A volte fa gesti osceni,curiosamente moderni, che i filologi considerano diretti ai fratelli Grimm.

Tradotto da Laura Ferruta
 

El eclipse / L’eclisse

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles. (Augusto Monterroso, Obras completas (y otros cuentos), 1959)
Quando frà Bartolomé Arrazola si sentì perduto accettò che ormai nulla avrebbe potuto salvarlo. La selva possente del Guatemala lo aveva catturato, implacabile e definitiva. Di fronte alla sua ignoranza topografica si sedette con tranquillità ad attendere la morte. Desiderò morire lì, senza alcuna speranza, da solo, con il pensiero fisso alla Spagna lontana, specialmente al convento de Los Abrojos, dove Carlo Quinto aveva una volta acconsentito a scendere dalla sua eccellenza per dirgli che confidava nello zelo religioso della sua opera redentrice.
Quando si svegliò si ritrovò circondato da un gruppo di indigeni dal volto impassibile che si disponevano a sacrificarlo davanti ad un altare, un altare che a Bartolomé apparve come il letto in cui avrebbe riposato, alla fine, dai suoi timori, dal suo destino, da se stesso.
Tre anni nel paese gli avevano conferito un discreto dominio delle lingue native. Tentò qualcosa. Disse alcune parole che furono capite.
Allora fiorì in lui un’idea che considerò degna del suo talento e della sua cultura universale e della sua ardua conoscenza di Aristotele. Ricordò che per quel giorno era prevista un’eclissi totale di sole. E decise, dentro di sé, di avvalersi di quella conoscenza per ingannare i suoi oppressori e salvare la vita.
– Se mi uccidete – disse loro – posso fare in modo che il sole là in alto si oscuri.
Gli indigeni lo guardarono fissamente e Bartolomé colse l’incredulità nei loro occhi. Vide che si teneva un piccolo consiglio e aspettò fiducioso, non senza un certo disprezzo.
Due ore dopo il cuore di frà Bartolomé Arrazola gocciolava di impetuoso sangue sopra la pietra dei sacrifici (brillante sotto l’opaca luce di un sole eclissato), mentre uno degli indigeni recitava senza alcuna inflessione di voce, senza fretta, una per una, le infinite date nelle quali si sarebbero verificate eclissi solari e lunari, che gli astronomi della comunità maya avevano previsto e annotato nei loro codici senza l’aiuto prezioso di Aristotele.

Tradotto da Laura Ferruta
 

El paraìso imperfecto / Il paradiso imperfetto

‑ Es cierto – dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve. (Augusto Monterroso, La oveja negra y demás fabuals, 1969)
– E’ certo – disse meccanicamente l’uomo senza togliere gli occhi dalle fiamme che ardevano nel camino in quella notte d’inverno – nel Paradiso ci sono amici, musica, alcuni libri; l’unica cosa negativa di andarsene in Cielo è che lì il cielo non si vede.

Tradotto da Laura Ferruta
 

La oveja negra / La pecora nera

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura. (Augusto Monterroso, La oveja negra y demás fabuals, 1969)
In un lontano paese esisteva molti anni fa una Pecora nera. Fu fucilata.
Un secolo dopo il gregge pentito le innalzò una statua equestre che stava molto bene nel parco.
Così, da allora in poi, ogni volta che comparivano delle pecore nere esse erano rapidamente passate per le armi affinché le generazioni future di pecore comuni e normali potessero esercitarsi anch’esse nella scultura.

Tradotto da Laura Ferruta